11 de febrero de 2008

DEPRESIÓN

Síntomas de la depresión
Distintas personas pueden padecer de depresión de maneras diferentes. Algunas padecen durante meses de un estado general de tristeza de baja intensidad, mientras que otras experimentan un cambio negativo súbito e intenso en su estado de ánimo. El carácter y la intensidad de los síntomas varían según la persona y pueden cambiar a lo largo del tiempo. Examinemos algunos síntomas comunes de la depresión. ¿Ha tenido alguno de los siguientes síntomas durante más de dos semanas?

Un cambio en los hábitos alimentarios que provoque un aumento o pérdida de peso no deseado
Un cambio en sus hábitos de sueño—dormir demasiado o muy poco
Sentir cansancio a todas horas
Pérdida de interés en las personas o actividades que antes le producían placer
Agitarse o enojarse con facilidad
Pensar que nada de lo que hace está bien hecho
Ideas de muerte, deseos suicidas o intento de suicidio
Síntomas físicos permanentes que no responden al tratamiento, como los dolores de cabeza, trastornos digestivos o dolor crónico
Problemas especiales de los cuidadores

¿Qué tienen en común la falta de sueño, la demencia y el hecho de que usted sea hombre o mujer? Cada uno de esos factores puede contribuir de cierta manera al riesgo especial de depresión que gravita sobre los cuidadores.

La demencia y los cuidadores
Los investigadores han comprobado que las personas que cuidan a un paciente de demencia tienen el doble de probabilidades de deprimirse que quienes cuidan a pacientes que no son dementes. Mientras más grave sea el estado de demencia, como el que provoca la enfermedad de Alzheimer, más probable será que el cuidador sea víctima de la depresión. Es indispensable que los cuidadores, sobre todo los que se ven en este caso, reciban apoyo continuo y seguro.

Cuidar a un paciente de demencia puede ser demasiado agobiante. No es igual a otros tipos de cuidado. Los cuidadores no sólo tienen que dedicar muchas más horas semanales al cuidado, sino que también tienen más problemas laborales, estrés personal, problemas de salud física y mental, tienen menos tiempo para hacer las cosas que disfrutan, menos tiempo para dedicar a otros familiares y más conflictos familiares que aquellos otros cuidadores que atienden a pacientes no dementes. Aunque los cuidadores siempre se ven afectados por el deterioro de la capacidad mental y física de un ser querido, la atención a conductas demenciales contribuye aún en mayor medida a provocar síntomas de depresión. Los síntomas asociados con la demencia, tales como el vagabundeo, la agitación, el esconder los bienes personales y las conductas impropias, hacen que cada día traiga una nueva crisis y hacen difícil que el cuidador pueda descansar u obtener ayuda.
Las mujeres sufren de depresión en mayor grado que los hombres. Las mujeres, principalmente las esposas e hijas, forman el grueso de los cuidadores. En los Estados Unidos, aproximadamente 12 millones de mujeres padecen cada año de depresión clínica, lo que es alrededor del doble de la cifra de hombres. Una encuesta de la Asociación Nacional de Salud Mental (National Mental Health Association) sobre la actitud y las creencias del público general con respecto a la depresión clínica, reveló que más de la mitad de las mujeres encuestadas aún consideran que es "normal" que las mujeres se sientan deprimidas durante la menopausia.

Ese estudio también reveló que muchas mujeres no buscan tratamiento para la depresión, porque se sienten avergonzadas o quieren ocultar los sentimientos depresivos. De hecho, 41% de las mujeres encuestadas expresaron que los sentimientos de vergüenza les impedían buscar tratamiento.
Los cuidadores varones enfrentan de otra manera la depresión. Es menos probable que los hombres admitan que padecen de depresión, y también es menos probable que los médicos diagnostiquen depresión en el caso de varones. Es muy frecuente que los hombres busquen espontáneamente un alivio a los síntomas depresivos de ira, irritabilidad o desolación por medio del alcohol o la sobrecarga de trabajo. Aunque los cuidadores varones suelen estar más dispuestos que las mujeres a contratar empleados externos para ayudar en las tareas del hogar, también suelen tener menos amistades en quienes buscar apoyo y menos actividades positivas fuera del hogar. La creencia de que los síntomas depresivos son un signo de debilidad también dificulta especialmente que los hombres busquen ayuda.
La falta de sueño contribuye a la depresión. Aunque esto admite muchas variaciones, la mayor parte de las personas necesitan ocho horas diarias de sueño. La falta de sueño como consecuencia de cuidar a un ser querido puede conducir a una depresión grave. Lo más importante que hay que recordar es que usted necesita dormir, aunque no sea posible lograr que el paciente descanse durante toda la noche. Algunas de las vías para cumplir con sus deberes de cuidado y al mismo tiempo dormir el tiempo necesario pueden ser el contratar a un empleado que cuide al paciente mientras usted duerme, o buscar un centro donde se pueda atender a su ser querido, o coordinar con otro familiar para que venga a sustituirle algunas noches.
La depresión puede persistir aún después de ingresar al paciente en un centro especializado. La decisión de ingresar al ser querido en un centro especializado es muy angustiosa. Si bien muchos cuidadores logran descansar y recuperarse, la soledad, los sentimientos de culpa y la supervisión de la atención que se le brinda en el centro al ser querido pueden ser nuevas fuentes de estrés. Muchos cuidadores se sienten deprimidos al ingresar al paciente, y algunos se siguen sintiendo deprimidos por mucho tiempo.
A veces se cree que el estrés resultante de la atención al paciente desaparecerá una vez que se interrumpa el cuidado directo. Sin embargo, los investigadores han comprobado que algunas (personas que eran) cuidadores siguen padeciendo de depresión y soledad incluso tres años después del fallecimiento del cónyuge demente. Al tratar de recuperar la normalidad, es posible que los "ex cuidadores" necesiten ayuda para la depresión.

Qué debe hacer si sospecha que padece de depresión
La depresión tiene que atenderse con la misma seriedad que cualquier otra enfermedad, tal como la diabetes o la hipertensión arterial. Si le resulta incómoda la palabra "depresión", dígale al médico que "se siente melancólico" o "decaído". El médico sabrá entender. Lo importante es buscar ayuda.

Los pacientes de enfermedades crónicas también pueden padecer de depresión. Si considera que esto le está ocurriendo a su ser querido, busque la oportunidad de compartir su preocupación con el paciente. Si el paciente se muestra renuente a conversar con usted sobre este tema, trate de que una amistad de confianza converse con el paciente, o avísele al médico sobre esta preocupación antes de la próxima consulta.

¿Cuál es el tratamiento de la depresión?
El primer paso para obtener el mejor tratamiento contra la depresión es consultar a un profesional de la salud mental, que puede ser un psiquiatra, un psicólogo o un trabajador social. Al mismo tiempo, pídale a su médico que le haga un examen físico. Ciertos medicamentos, así como algunos trastornos de la salud (tales como las infecciones virales) pueden provocar los mismos síntomas que la depresión, y el médico podrá determinar si están presentes en el examen físico. El examen debe incluir análisis de laboratorio y pruebas para determinar si están afectadas las funciones del habla, de la memoria o del pensamiento.

Aunque es frecuente que los médicos prescriban fármacos antidepresivos, los medicamentos por sí solos quizás no sean el mejor tratamiento para la depresión. Recomendamos muy especialmente que busque la atención de un profesional de la salud mental como parte del tratamiento. El terapeuta u consejero escuchará sus problemas, le hará pruebas para determinar si hay síntomas de depresión y le ayudará a trazar un tratamiento adecuado.

Para encontrar a un profesional, puede pedir a sus amistades el nombre de alguien que conozcan y en quien confíen. También puede preguntarle a su ministro religioso o rabino, o a su médico. Si usted trabaja, puede consultar el listado de profesionales del seguro de salud o el programa de ayuda a empleados (EAP) de su lugar de trabajo. Además, hay organizaciones nacionales que le pueden proporcionar los datos de contacto de los profesionales de la salud mental que ejercen en su comunidad. (Vea la sección "Cómo encontrar un profesional en su localidad" de este folleto informativo.)

Es importante que usted sienta confianza en el profesional que le atienda, y que sienta tranquilidad en su relación con él. Frecuentemente existe la posibilidad de solicitar una primera consulta gratuita, por teléfono o en persona, para ayudarle a decidir si determinado profesional resulta adecuado para sus necesidades específicas o su manera de ser. Es importante aclarar cuánto costará la atención, qué proporción del costo correrá a cargo del seguro, y aproximadamente cuántas consultas serán necesarias. Habrá que mantener un seguimiento periódico del tratamiento, para verificar que siga contribuyendo a su buena salud y recuperación.

Algunas preguntas que puede esperar en un examen para determinar si tiene depresión
Dígame por qué cree que tal vez padece de depresión.
¿Cuándo observó esos síntomas por primera vez? ¿Desde cuándo los padece?
¿De qué manera le afectan? ¿Hay algunas cosas que ya no hace o no pueda hacer?
¿Había experimentado esos sentimientos anteriormente en
algún momento?
En caso positivo, ¿recibió tratamiento? ¿De qué tipo?
¿Con qué frecuencia semanal recurre al alcohol o los fármacos (de los que se adquieren con prescripción médica o sin ella) para encontrar un alivio?
¿Ha estado pensando sobre la muerte o un posible suicidio?
¿Hay otros miembros de su familia que hayan padecido de depresión?
En caso positivo, ¿recibieron tratamiento? ¿De qué tipo?
En fecha reciente, ¿ha sufrido usted alguna pérdida grave, o problemas en sus relaciones, o dificultades económicas,
u otros problemas similares?
¿Hay algo más que me quiera decir para ayudarme a entender mejor su situación?
Opciones de tratamiento
Una vez realizada la evaluación física y mental, se recomendará un tratamiento específico. Las opciones principales para el tratamiento son la psicoterapia (o terapia de salud mental) y la medicación con fármacos antidepresivos. Dichos tratamientos pueden emplearse solos o conjuntamente. (El tratamiento electroconvulsivante o de electrochoque se emplea en los casos graves de depresión, y exclusivamente cuando hayan fracasado otros métodos.) El tratamiento más frecuente para los síntomas depresivos que superen el nivel leve es la medicación antidepresiva, la cual ofrece un alivio relativamente rápido de los síntomas, conjuntamente con la psicoterapia permanente, que aporta nuevas estrategias para una vida más satisfactoria. A continuación se describen algunos de los tratamientos más comunes que se emplean hoy en día:

Psicoterapia
Terapia cognitiva y conductual – El terapeuta se concentra en identificar y modificar las ideas y conductas negativas de carácter persistente. El objetivo final es ayudar a los cuidadores a reconocer y disfrutar los aspectos positivos de su vida, y a aprender técnicas prácticas para enfrentar los problemas que les agobian.
Terapia interpersonal – El terapeuta ayuda al cuidador a autoevaluar sus problemas de comunicación o falta de comunicación con las demás personas. El cuidador llegará a comprender mejor su propio estilo de comunicación y aprenderá a mejorar sus relaciones con los demás.
Terapia psicodinámica – Aunque se emplea en ocasiones para el tratamiento de la depresión, se considera que esta terapia es menos eficaz que las dos antes mencionadas. Su objetivo es hacer que afloren los sentimientos conflictivos profundos, con el fin de conocerlos y comprenderlos mejor.
La medicación y la terapia electroconvulsivante
Inhibidores selectivos de la reasimilación de la serotonina (SSRI) (Ejemplos: Prozac, Zoloft, Paxil) – Medicamentos que se basan en la estabilización de los niveles de la serotonina, que es un neurotransmisor. Se ha observado que los niveles bajos de serotonina guardan relación con la depresión. Provocan menos efectos secundarios que los medicamentos tricíclicos.
Tricíclicos (Ejemplos: Norpramin, Pamelor, Sinequan) – Los tricíclicos, que conforman una familia más antigua de fármacos antidepresivos, aumentan los niveles de neurotransmisores en el cerebro. Pueden provocar más efectos secundarios.
Inhibidores de la monoamina oxidasa (MAOI) (Ejemplos: Nardil, Parnate) – Estos fármacos no suelen utilizarse en la actualidad. Los MAOI son medicamentos que elevan el nivel de neurotransmisores en el cerebro. Se emplean mayormente cuando otros medicamentos no resultan eficaces o no se toleran.
Terapia electroconvulsivante (ECT) - Se aplica durante varios días una breve descarga eléctrica mediante electrodos fijados a la cabeza, con el fin de provocar cambios en el funcionamiento del cerebro. La ECT sólo se emplea para la depresión grave (que constituya una amenaza para la vida) y cuando los medicamentos no resultan eficaces.
Si se opta por el tratamiento con medicamentos, es necesaria una cierta medida de ensayo y error para encontrar el fármaco y la dosificación adecuados para cada persona, y es posible que el efecto no se aprecie sino al cabo de varias semanas. Es importante que haya una buena comunicación entre el paciente y el médico. Los adultos de más edad deben tener un especial cuidado en observar los efectos secundarios de los medicamentos, provocados por dosis demasiado elevadas o por su interacción con otros fármacos.

Tratamientos complementarios y alternativos
Hierba de San Juan. Uno de los tratamientos alternativos más estudiados para los síntomas depresivos es la hierba de San Juan (Hypericum perforatum). Es un producto botánico que se emplea ampliamente en Europa para el tratamiento de la depresión entre leve y moderada, y que actualmente se está estudiando en los Estados Unidos. La hierba de San Juan se vende sin prescripción médica en los Estados Unidos como suplemento nutritivo.

Se promociona como una manera "natural" de mejorar el estado de ánimo, en el tratamiento de la depresión entre leve y moderada. Los investigadores la están estudiando para determinar si provoca menos efectos secundarios, o menos intensos, que los fármacos antidepresivos.

Sin embargo, aún existen dudas de que la hierba de San Juan realmente logre el efecto que prometen sus partidarios. En lo que se refiere a los fármacos que se venden sin prescripción médica en Estados Unidos, no existen criterios establecidos con respecto a la cantidad del ingrediente activo que debe poner cada empresa en sus productos, ni sobre la dosis adecuada para personas específicas. La Dirección de Alimentos y Fármacos de los EE.UU. (FDA) publicó una advertencia de que la hierba de San Juan pudiera afectar la vía metabólica que utilizan muchos medicamentos que sí se venden bajo prescripción para el tratamiento de diversas enfermedades, entre ellas los trastornos cardíacos, la depresión y las infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana. Si usted está tomando la hierba de San Juan o está pensando en usarla, converse con su médico u otro profesional de la salud para cerciorarse de que dicho producto no interfiera con los demás tratamientos que se le hayan prescrito.

Trastorno afectivo estacional. Los cuidadores que se ponen melancólicos cuando se ven confinados en la casa, o en los días grises del invierno, tal vez padezcan del trastorno afectivo estacional (Seasonal Affective Disorder - SAD), también conocido como "depresión invernal". Según cambian las estaciones, se van produciendo variaciones en nuestros relojes biológicos internos o ritmos circadianos, en parte como respuesta a los cambios en el ciclo solar. Esto puede hacer que nuestros relojes biológicos pierdan la sincronía con la actividad diaria. Las personas que padecen del SAD experimentan dificultades para ajustarse a la disminución de la luz solar durante los meses de invierno. Los síntomas de este trastorno son más pronunciados en enero y febrero, cuando los días son más breves. El SAD suele diagnosticarse incorrectamente como hipotiroidismo, hipoglicemia, mononucleosis infecciosa u otros trastornos virales.

Se ha comprobado que la fototerapia con lámparas fluorescentes de gran intensidad, especialmente diseñadas, elimina los síntomas depresivos del SAD. Los expertos creen que la fototerapia actúa mediante la modificación de los niveles de ciertas sustancias químicas del cerebro, específicamente la melatonina. La medicación antidepresiva, conjuntamente con otros tratamientos, entre ellos el ejercicio físico, también puede resultar beneficiosa. Si usted padece de leves síntomas depresivos de carácter estacional, pruebe a incrementar el nivel de iluminación de su entorno con lámparas u otras fuentes de luz. Si los síntomas son lo suficientemente intensos como para afectar su actividad cotidiana, busque a un profesional de la salud que tenga experiencia en el tratamiento del SAD.

El ejercicio físico. Se ha comprobado que el ejercicio físico reduce los efectos de la depresión. El caminar tres veces a la semana de 30 a 45 minutos ayuda a reducir o aliviar los síntomas depresivos. No se sabe a ciencia cierta si la actividad física impide el inicio de la depresión o si sólo contribuye a modificar sus efectos. Suele ser difícil para los cuidadores programar tiempo para el ejercicio físico. Muchas veces se considera como una actividad de "valor añadido", algo que se hace cuando ya esté hecho todo lo demás. Trate de incluirlo en la lista de "tareas por hacer". Puede pedirle a una amistad que le acompañe a caminar una vez por semana, como un regalo especial, o pedirle al médico que le prescriba las caminatas o la incorporación a un centro de ejercitación. Todas las investigaciones muestran que el ejercicio periódico contribuye a la buena salud.

El pago del tratamiento
Por lo general, los seguros privados y Medicare cubren el costo de algunos tipos de tratamiento mental. Lo mejor será que hable directamente con el profesional de la salud mental para precisar si acepta el pago de su seguro. Las empresas de seguros de salud normalmente incluyen a los profesionales de la salud mental en la misma relación donde aparecen los médicos de atención básica. Los afiliados a Medicare encontrarán una fuente de información útil en el folleto titulado "Medicare and Your Mental Health Benefits". Consulte la sección "Otras fuentes de información" de este folleto para saber dónde puede obtener un ejemplar.

En la sección de "servicios cubiertos" de las pólizas de seguros se especifica la cobertura de salud mental para los pacientes internados (en hospitales o centros de tratamiento) y ambulatorios (atendidos en los consultorios médicos), cuántas consultas se abonarán y con qué nivel de reembolso. Los cuidadores que tengan un empleo posiblemente dispongan de acceso a algún tipo de programa de asistencia a los empleados, en el que podrán consultar a distintos profesionales (normalmente psicólogos y trabajadores sociales), para sostener entrevistas confidenciales y conversar sobre sus problemas personales o profesionales.

Los cuidadores que carecen de seguro de salud, o que pagan de su propio bolsillo la atención especializada, observarán que las tarifas varían según el profesional; los psiquiatras suelen tener tarifas más elevadas, mientras que los psicólogos y los trabajadores sociales ofrecen sus servicios a precios más moderados. En ciertos casos, los centros de salud mental aplican una tarifa basada en la capacidad de pago de cada persona. En todo caso, averigüe la tarifa antes de iniciar el tratamiento, para evitar malentendidos más adelante.

Estrategias de autoayuda
Los trastornos depresivos pueden provocar que uno se sienta agotado, inerme y sin esperanzas. Dichos pensamientos y sentimientos negativos hacen que algunas personas se sientan a punto de abandonar la batalla. Es importante comprender que esos puntos de vista negativos son parte de la depresión y que posiblemente no reflejen fielmente la situación. El Instituto Nacional de Salud Mental sugiere las siguientes recomendaciones para enfrentar la depresión:

Fíjese objetivos realistas tomando en cuenta la depresión y sólo asuma un grado razonable de responsabilidad.
Desglose las tareas grandes en eslabones más pequeños, fíjese algunas prioridades y haga lo que pueda en la medida en que pueda.
Trate de conversar con otras personas y de confiar en alguien; por lo general eso es mejor que estar solo y ocultar lo que uno siente.
Participe en actividades que le hagan sentir mejor, como el ejercicio físico ligero, ir al cine o a un espectáculo deportivo, o asistir a encuentros comunitarios de carácter religioso o social.
Tenga en cuenta que su estado de ánimo mejorará gradualmente, no de inmediato. La mejoría toma tiempo.
Es recomendable que posponga las decisiones importantes hasta que se haya disipado la depresión. Antes de tomar una decisión importante —cambiar de empleo, casarse o divorciarse—converse sobre ello con otras personas que le conozcan bien y que tengan una visión más objetiva de su situación.
Pocas veces desaparece súbitamente la depresión por un acto de voluntad. Pero sí es posible sentirse un poco mejor cada día que pasa.
Recuerde: las ideas positivas ocuparán el lugar de los sentimientos negativos que forman parte de la depresión. El pensamiento negativo irá cediendo en la medida en que la depresión responda al tratamiento.
Permita que sus familiares y amistades le ayuden.
Si obtiene la ayuda directa de otras personas para atender a su ser querido, con el fin de que usted disfrute de un tiempo de descanso, si recibe el apoyo positivo de los demás, si se imbuye de ideas positivas y participa en actividades recreativas, todo ello contribuirá a aliviar la depresión. Asista a las clases y los grupos de apoyo disponibles a través de las organizaciones de apoyo a los cuidadores, pues en ellos aprenderá o practicará estrategias eficaces para la solución de problemas y para enfrentarse a las dificultades inherentes al cuidado del paciente. En aras de su propia salud y de la salud de quienes le rodean, tómese algún tiempo para cuidarse a sí mismo

ESQUIZOFRENIA

Definición Volver al comienzo

Es un trastorno mental en el cual es difícil para la persona diferenciar entre experiencias reales e irreales, pensar de manera lógica, tener respuestas emocionales normales ante los demás y comportarse normalmente en situaciones sociales.

Causas, incidencia y factores de riesgo Volver al comienzo

La esquizofrenia es una enfermedad compleja y enigmática. Aún los expertos en el campo no están exactamente seguros de cuál es su causa y algunos médicos consideran que el cerebro puede ser incapaz de procesar la información de la manera correcta.

Los factores genéticos parecen jugar un papel importante, ya que las personas que tienen miembros de la familia con esquizofrenia pueden ser más propensas a presentar la enfermedad. Algunos investigadores creen que los sucesos en el ambiente de una persona pueden desencadenar la esquizofrenia; por ejemplo problemas durante el desarrollo intrauterino (infección) y el parto pueden aumentar el riesgo de sufrir esquizofrenia posteriormente en la vida.

Los factores psicológicos y sociales también pueden jugar un papel importante en la aparición de esta afección. Sin embargo, el nivel de apoyo social y familiar parece influir sobre el curso de la enfermedad y puede ser protector contra la recaída.

Hay cinco tipos reconocidos de esquizofrenia: catatónica, paranoide, desorganizada, indiferenciada y residual. Las características de la esquizofrenia incluyen su inicio típico antes de los 45 años, la presencia continua de los síntomas durante 6 meses o más y el deterioro a partir de un nivel previo de funcionamiento social y ocupacional.

Las personas con esquizofrenia pueden tener una variedad de síntomas. Por lo general, la enfermedad se desarrolla lentamente durante meses e incluso años. Inicialmente, los síntomas pueden ser imperceptibles; por ejemplo la persona puede sentirse tensa, tener problemas para dormir o tener problemas de concentración. Las personas se vuelven aisladas y retraídas, no hacen ni conservan amistades. A medida que la enfermedad progresa se presentan síntomas psicóticos como:

Delirios: creencias o pensamientos falsos sin fundamento real
Alucinaciones: escuchar, ver o sentir cosas que no están presentes
Pensamiento desordenado: "saltos" de pensamiento entre tópicos totalmente inconexos; la persona puede hablar incoherencias
Comportamiento catatónico: comportamiento motor extraño marcado por una disminución de la reacción al entorno o hiperactividad que no guarda relación con el estímulo
Afecto plano: una apariencia o estado de ánimo que no refleja emoción alguna
No hay una característica única que esté presente en todos los tipos de esquizofrenia. Los factores de riesgo comprenden antecedentes familiares de esquizofrenia. Se cree que la esquizofrenia afecta alrededor del 1% de la población en el mundo y parece presentarse en promedios iguales entre hombre y mujeres, pero las mujeres tienen un inicio más tardío, por esta razón los hombres tienden a sumar más de la mitad de los pacientes en los servicios con una elevada proporción de adultos jóvenes. Aunque el inicio de la esquizofrenia clásicamente se presenta a principios de la adultez, se conocen casos del trastorno con inicio tardío (más de 45 años).

El inicio de la esquizofrenia en la niñez se presenta después de los 5 años y, en la mayoría de los casos, después de un desarrollo relativamente normal. La esquizofrenia en los niños es poco común y puede ser difícil diferenciarla de otros trastornos generalizados del desarrollo en la niñez como el autismo.

Síntomas Volver al comienzo

Tipo catatónico:

Trastornos motores
Estupor
Negativismo
Rigidez
Agitación
Incapacidad para cuidar de sus necesidades personales
Disminución de la sensibilidad al estímulo doloroso
Tipo paranoide:

Pensamientos delirantes de persecución o de grandiosidad
Ansiedad
Rabia
Violencia
Tendencia a refutar todo
Tipo desorganizado:

Incoherencia (no se le puede entender)
Comportamiento regresivo
Afecto plano
Delirios
Alucinaciones
Risa inapropiada
Manerismos repetitivos
Aislamiento social
Tipo indiferenciado: los pacientes pueden tener síntomas de más de un subtipo de esquizofrenia.

Tipo residual: los síntomas sobresalientes de la enfermedad han desaparecido pero aún pueden persistir ciertos rasgos, como las alucinaciones y el afecto plano.

Signos y exámenes Volver al comienzo

El diagnóstico final debe ser hecho por un psiquiatra, ya que otras enfermedades también pueden producir síntomas de psicosis. El diagnóstico se realiza con base en una extensa entrevista psiquiátrica de la persona y los miembros de la familia. En la actualidad, no existen exámenes médicos definidos para la esquizofrenia. Los siguientes factores pueden sugerir el diagnóstico pero no lo confirman:

Antecedentes del desarrollo
Antecedentes genéticos y familiares
Cambios en el nivel de funcionamiento antes de la enfermedad
Curso de la enfermedad y duración de los síntomas
Respuesta a la terapia farmacológica
La tomografía computarizada de la cabeza y otras técnicas de imagenología pueden identificar algunos cambios asociados con la esquizofrenia en la literatura de investigación y pueden descartar otros trastornos neurofisiológicos.

Tratamiento Volver al comienzo

Durante un episodio agudo de esquizofrenia, a menudo se requiere hospitalización para fomentar la seguridad del paciente y para satisfacer sus necesidades básicas, como alimentación, reposo e higiene.

Los medicamentos antipsicóticos o neurolépticos funcionan cambiando el equilibrio de químicos en el cerebro y se usan para controlar los síntomas de la enfermedad. Estos medicamentos son efectivos pero también están asociados con efectos secundarios que pueden desmotivar al paciente para tomarlos con regularidad. Sin embargo, muchos de estos efectos secundarios pueden tratarse y no deben ser motivo para evitar buscar tratamiento para este serio trastorno.

Los efectos secundarios comunes de los antipsicóticos tradicionales incluyen sedación y aumento de peso. Otros efectos secundarios se conocen como síntomas extrapiramidales (como contracciones musculares, problemas de movimiento y marcha, y sensaciones de inquietud o "aprehensión").

Los riesgos a largo plazo comprenden un trastorno de movimiento llamado discinesia tardía, la cual involucra movimientos involuntarios. Agentes más nuevos conocidos como antipsicóticos atípicos parecen tener un perfil de efectos secundarios un poco más seguro. También parecen ayudar a las personas que no se han beneficiado de los medicamentos tradicionales anteriores. Usualmente es necesario hacer un tratamiento farmacológico continuo para prevenir una reaparición de los síntomas.

Las formas de psicoterapia de apoyo y centrada en el problema pueden ser útiles para muchos individuos. Las técnicas conductistas, tales como el entrenamiento de habilidades sociales, se pueden utilizar en un escenario terapéutico o en el ambiente natural del paciente para estimular el desempeño social y ocupacional.

Las intervenciones familiares que combinan apoyo y educación acerca de la esquizofrenia (psicoeducación) parecen ayudar a las familias a enfrentar la situación y reducen las recaídas. A los pacientes que no tienen familia ni apoyo social se los puede ayudar por medio de programas intensivos de manejo de casos que hacen énfasis en un alcance activo y conexión con una variedad de servicios de apoyo comunitario.

Expectativas (pronóstico) Volver al comienzo

Existen muchos desenlaces clínicos potenciales de la esquizofrenia. La mayoría de las personas con este trastorno encuentran que sus síntomas mejoran con los medicamentos y algunas obtienen un control sustancial de los síntomas a lo largo del tiempo. Sin embargo, muchos otros experimentan discapacidad funcional y están en riesgo de episodios agudos repetitivos, particularmente durante las etapas iniciales de la enfermedad.

El apoyo en el hogar, la rehabilitación vocacional y otros programas de apoyo comunitario pueden ser esenciales para su posicionamiento en la comunidad. Las personas que sufren las formas más severas de este trastorno pueden estar demasiado discapacitadas para vivir de manera independiente, lo que requiere hogares para grupos u otros ambientes de vida estructurada a largo plazo.

Complicaciones Volver al comienzo

El incumplimiento de la terapia con medicamentos por lo general conducirá a una recaída de los síntomas.
Las enfermedades físicas se presentan en promedios elevados entre las personas con esquizofrenia debido al tratamiento psiquiátrico en sí (como efectos secundarios de los medicamentos) y a las condiciones de vida asociadas con la discapacidad crónica. Éstas pueden pasar inadvertidas debido al poco acceso al cuidado médico y debido a las dificultades para comunicarse con los médicos.
Las personas con esquizofrenia presentan un alto riesgo de desarrollar un problema de drogadicción coexistente y el consumo de alcohol u otras drogas aumenta el riesgo de recaída.
Situaciones que requieren asistencia médica Volver al comienzo

Se debe llamar al médico si la persona:

Escucha voces que le piden hacerse daño.
No es capaz de cuidarse.
Se siente desesperanzada y abrumada.
Siente que no puede salir de la casa.
Empieza a ver cosas que realmente no están allí.
Prevención Volver al comienzo

La mejor manera de prevenir las recaídas es continuar tomando los medicamentos recetados. Puesto que los efectos secundarios son una de las razones principales por las que las personas con esquizofrenia dejan de tomar los medicamentos, es muy importante encontrar los medicamentos que controlen los síntomas sin producir dichos efectos. Es necesario hablar siempre con el médico para discutir cualquier tipo de ajuste en los medicamentos o si el paciente desea suspenderlos.

10 de febrero de 2008

Transtorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

Sepa cuándo se trata de un tratorno obsesivo compulsivo (TOC)


Las conductas obsesivas son frecuentes. Muchas personas tienen conductas similares como lavarse sus manos todo el tiempo u organizar su escritorio, oficina o la cocina de una especial manera- como en el genial cuadro “La lechera” de Jan Vermeer-, pero eso aislado no constituye un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo).

El TOC toma control de la vida de las personas (adultos, niños y jóvenes) y con rituales tratan de neutralizar la angustia ante distintas situaciones. Recuerdo una paciente que tenía que lavarse 50 veces las manos con jabón y luego con detergente, a pesar de tener las manos lastimadas y llegaba a tirar las ropas si creían que éstas estaban contaminadas. La persona que padece TOC sabe de lo inapropiado de sus conductas pero no puede dejar de hacerlas pues teme angustiarse si no realiza sus rituales de forma compulsiva.

Si bien el psiquiatra es el único que puede diagnosticarlo correctamente, este sumario que sigue podrá orientarte y ayudarte para reconocer en ti mismo o en tu familia cuando puede padecer un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y cuando no. También aclaramos que estos cuadros deben ser tratados con psicoterapias y fármacos.

ESTO ES TOC

Una persona que se lava las manos 60-100 veces al día, hasta que las tenga rojas y descarnadas.
ESTO NO ES TOC

Alguien que se lava las manos después de cada comida o de ir al toilette.

Un adolescente que se llega tarde a su colegio porque no puede salir de la ducha hasta que se haya enjabonado y limpiado 30 a 40 veces.
Un adolescente que tarda 15´ en arreglarse el pelo antes de salir al colegio.

Una persona que traba y destraba su puerta antes de salir durante un cuarto de hora.
Una persona que controla que las puertas y ventanas de su casa están cerradas cada noche antes de dormir.

Un niño que prueba una y otra vez si la luz está apagada incluso cuando es evidente que lo está.
Un joven que controla si la luz de su cuarto está apagada antes de salir debido al pedido de los padres.

Alguien que guarda los diarios y revistas desde hace 20 años, “por las dudas”, sin que tenga un trabajo que lo justifique.
Una persona que dedica tiempo y dinero en coleccionar objetos de arte.

Un niño que guarda fósforos usados como protección contra un probable incendio de su casa.
Un joven o niño que su dormitorio tiene una cantidad de fotos de sus ídolos favoritos.

Una persona que debe hacer el mismo movimiento con sus pies, 20 veces, previamente a su ingreso a una habitación o a la casa.
Un músico o escritor que repasa una y otra vez su partitura o texto hasta que sea perfecto.

Un niño de 8 años que camina siempre por las mismas baldosas repitiendo el movimiento hasta 100 veces porque si no lo hace siente que algo terrible les ocurrirá a los padres.
Un niño que juega con sus amigos en las baldosas de la vereda sin deducir ninguna consecuencia de esa acción.

Una persona que ocupa horas en organizar las ropas según color o las comidas según el alfabeto o acomoda todo el tiempo su escritorio sin permitir que nadie le toque nada y si esto ocurriera, lo vuelve a acomodar.
Un empleado o gerente que no abandona su oficina hasta que esté ordenada y limpia.

Un niño que no sale de la casa hasta que no haya anudado sus lazos de las zapatillas exactamente igual todos los días.
Un joven que arregla con placer los libros o discos en su casa o que acomoda las mercaderías en su lugar de trabajo.

Depresión: Un fantasma temido

“A este hogar por el horror con frecuencia visitado,
dime, en verdad, te lo imploro
¿Hay, hay consuelo? Dime, dime,
¡te lo imploro!
Dijo el cuervo: Nunca más”.

Edgar Allan Poe en su poema “El cuervo”

De regreso del Congreso Norteamericano de Psiquiatría –tal vez el más importante del mundo- que esta vez se realizó en Washington, se me ocurrió escribir algunas reflexiones sobre este tema -la depresión- al que se le dio allí una gran importancia. Ya escritores, como Poe y Vallejo, como las infortunadas Sylvia Plath y Alejandra Pizarnik o Alfonsina , Kafka o Roberto Arlt, Shakeaspeare o Proust, describieron maravillosamente este negro estado del alma. De las amargas reflexiones literarias de los genios a las vivencias básicas de los pacientes hay una brecha muy pequeña. Hay quien sostiene que es la enfermedad de moda, que debido a la inestabilidad de las cosas, la fugacidad de los vínculos, la creciente soledad, los cambios vertiginosos y el escaso soporte social, esta patología se evidencia cada vez más (con una prevalencia mayor en mujeres que en varones, casi 2 a 1). Y puede ser así. Pero no debemos olvidar que también se diagnostica cada vez más precozmente –por suerte- y con mayor certeza. Antes muchos cuadros quedaban subdiagnosticados y obturados con diagnósticos tan variados como el surmenage, el spleen, la doliente anemia, la vagancia y la tristeza vital.

Quisiera prestarle atención a este tema de las depresiones mal diagnosticadas y mal tratadas; el tema es que no siempre este cuadro aparece con toda su cohorte sintomática: el humor melancólico, el llanto constante, la tristeza profunda, la ausencia de futuro, las ideas de ruina y perjuicio, los deseos de morir, el nunca más del mundo de Poe. Muchas veces es más sutil y se evidencia como desgano y desaliento, pocas ganas de levantarse a la mañana, un constante pesimismo, tener menos ganas de hacer las cosas que antes le agradaban, no hallarle placer a la vida (anhedonia), tener problemas del sueño (insomnio a la noche y/o somnolencia diurna), trastornos en el apetito, síntomas corporales cambiantes, disminución de la libido, disfunción eréctil, astenia, apatía, abulia. Otras veces se asocia con una gran carga de angustia, incluso con ataques de pánico, ganas de llorar, no encontrarle sentido a la vida, con vivencias de haber fracasado (inclusive cuando a los ojos de los otros no es así). En el área de la Sexología descubrimos con gran frecuencia que, detrás de las consultas por impotencia, se esconden muchos cuadros depresivos, pero estos pacientes sólo se acercan al consultorio porque no pueden lograr la erección.

Por supuesto que hay grados de severidad que van desde una depresión reactiva (por ejemplo ante una pérdida de un ser querido) a lo que se llama depresión mayor o las enfermedades bipolares (que la gente conoce como maníaco-depresivas) o las depresiones en los esquizofrénicos, pero en todos los casos deben ser prontamente diagnosticadas y tratadas.

Lo que ocurre muchas veces es que se encuentran enmascaradas por otros cuadros (alcoholismo, drogadicciones, fobias, desórdenes de pánico) o por tratamientos que lo único que suelen hacer es empeorar la depresión: es el caso de los célebres sedantes o ansiolíticos (como las benzodiazepinas), en la mayor parte de los casos automedicados o dados por consejos de los familiares o los vecinos. Estos sedantes, además de dar adicción, acarrean trastornos en la memoria de consolidación, fenómenos rebotes que obligan a aumentar la dosis produciendo un hecho llamativo: el paciente está sedado, planchado, aparentemente tranquilo, pero agravándose día a día de su depresión, su encierro, su sufrimiento. Y hay un dato que conviene conocer: un 15 % de las depresiones no tratadas o mal tratadas terminan en suicidio, hecho que se puede evitar con tratamientos específicos.

Tanto la Psiquiatría actual como la Psicofarmacología y las Psicoterapias han alcanzado un grado elevado de desarrollo que permiten la remisión de la mayoría de los cuadros. Actualmente vamos conociendo cada día más el mecanismo neurobioquímico por el que se produce la depresión y dónde actúan los medicamentos que la alivian.

Hoy existen varios grupos de antidepresivos: no voy a abrumar a los lectores pero podría decir que podríamos describirlos en cuatro:

IMAO (como la tranilcipromina), hoy no tan usados.

Tricíclicos (como la imipramina, la clorimipramina o la amitriptilina)

Inhibidores de recaptación de la serotonina (fluoxetina, sertralina, paroxetina)

Otros de acción combinada como la venlafaxina, el nefazodone y la muy novedosa mirtazapina (que ayuda además a dormir y prescindir de los hipnóticos y sedantes, no produciendo efectos secundarios en el área sexual).

Lo importante es saber que para que sean efectivas hay que usar dosis útiles y no aquellas reguladas para abajo por los pacientes o familiares, y darlas por lapsos prudenciales pudiendo ser disminuidas o suspendidas cuando el cuadro ha remitido totalmente.

Hay casos que funcionan bien con el agregado de pequeñas dosis de risperidone (un novedoso antipsicótico), con estrógenos, hormona tiroidea o la droga tibolona (efectiva en los trastornos de las mujeres menopáusicas). En los casos de varones deprimidos con disfunciones erectivas asociadas el más efectivo recurso es el sildenafil (el famoso Viagra). Quisiera detenerme en este punto para destacar que muchos varones impotentes terminan deprimiéndose, con baja en su autoestima, evitación de los contactos y disminución de la calidad de vida. En este sentido el sildenafil ha sido una ayuda inestimable, una verdadera revolución en la historia de la farmacología.

Por último quisiera comentar algo que hemos debatido con nuestros colegas norteamericanos en el Congreso que antes mencioné: la unión entre la psicoterapia y los fármacos producen una mayor y más rápida recuperación, con efecto más sostenido en la remisión de los síntomas y un aumento en la calidad de la vida, pudiendo así volver a disfrutar en plenitud y no padecer sufriendo pidiendo el consuelo que por vía mágica, como El cuervo de E. A. Poe, nunca más llegará. En cambio, con el efecto sinérgico de la terapia con la medicación, es posible vivir mejor, libre de síntomas y con mejor calidad de vida.

Advertencia de la OMS sobre las enfermedades mentales

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte: Las enfermedades mentales serán la segunda causa de incapacidad en el 2020 en el mundo en el caso de que no comiencen a aplicarse los tratamientos adecuados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La OMS ha iniciado una campaña mundial sobre la salud mental y neurológica, que centrará este año el Día Mundial de la Salud, el próximo siete de abril, con el lema: "Acabar con la exclusión debido a la falta de tratamiento". Los desórdenes mentales suponen en la actualidad el 11% de los casos de incapacidad en el mundo, con 400 millones de personas afectadas, y si no se hace nada esta proporción se elevará hasta el 14% en 2020. El director del departamento de salud mental de la OMS, Benedetto Saraceno, indicó que la depresión se convertirá en 2020 en la segunda causa de incapacidad en el mundo tras las enfermedades isquémicas (infartos, insuficiencia coronaria, accidente cerebrovascular), mientras que en 1999 ocupaba el quinto lugar. En contra de la creencia general, las enfermedades mentales no sólo afectan a los adultos de países ricos, sino que también hacen una mella importante en el mundo en desarrollo, donde además suelen ser ignoradas, mal diagnosticadas y poco tratadas.
A pesar de que el 90% de las epilepsias pueden ser controladas, en África el 85% por ciento de los casos no son tratados y lo mismo sucede con enfermedades como la esquizofrenia. Además se prevé que este tipo de enfermos sigan creciendo en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida, que incrementará el número de demencias, y por factores como la guerra, la pobreza y la violencia. Aunque nadie está libre de padecer un trastorno mental, los enfermos sufren de la exclusión y el rechazo social que les lleva a ser olvidados y en casos recluidos en ciertos asilos donde sus derechos humanos son constantemente violados, agregó.

Los prejuicios que rodean a los problemas de salud mental suscitan un terrible sentimiento de vergüenza y explican la falta de cuidados médicos. El objetivo de la campaña lanzada hoy por la OMS es conseguir que los enfermos mentales superen su exclusión, "salgan a la luz" y puedan vivir dentro de la sociedad y no al margen de ella, para lo que hace falta reorientar los servicios de salud mental, dijo el experto.

La falta de tratamiento adecuado puede convertirse en una pesada carga para los países, señaló Saraceno, quien indicó que en 1999 las pérdidas económicas diarias ligadas a la depresión se situaron en 50,8 millones de dólares. Esta cifra subirá hasta los 78,7 millones en 2020 si las cosas continúan como hasta ahora, pero si se aplicasen los cuidados necesarios a los enfermos esas pérdidas disminuirán en un 30%. Saraceno señaló que cuando se habla de salud mental y neurológica, "nos estamos refiriendo a un gran espectro de problemas que pueden ser causados por cantidad de factores personales pero también sociales". Si embargo, Saraceno insistió en que las enfermedades mentales pueden ser diagnosticadas y curadas antes de que sea tarde y en la mitad de los casos con tratamientos que no son caros. Pero a pesar de estas posibilidades, la depresión, el alcoholismo, los problemas afectivos bipolares (psicosis maníaco-depresiva), la esquizofrenia y los problemas obsesivos compulsivos figuraban en 1990 entre las diez principales causas de invalidez en el mundo. Durante el año pasado, se calcula que hubo una muerte por suicidio cada 40 segundos, lo que supone un millón de personas, y otros diez millones lo intentaron sin éxito.